domingo, 27 de julio de 2008

Subvertir la cotidianeidad

“Déjenlo todo, nuevamente”, escribía Roberto Bolaño a los 26 años en el primer manifiesto infrarrealista, aquel grupo que inspiraría al realismo visceral de Los Detectives Salvajes. Parecería una locura pero en manos de Bolaño se convirtió en su modus operandi. Dejarlo todo. Empezar de cero. Lo que para algunos resulta un retroceso, para el escritor chileno Pablo Simonetti fue un renacimiento. Tenía 35 años, una edad en que los hombres voltean a mirarse. Este profesional de la tecnología que llevó a Chile la versión 3.0 de Microsoft Windows, decidió hacer un mejor uso de su computadora y abrió el editor de texto. Y en esa inacabable página en blanco, empezó a escribir. El resultado es un escritor que ve a sus novelas como el siguiente proyecto de su empresa literaria. No es de extrañar, entonces, que sus personajes luchen contra lo que se esperan de ellos. Porque el final de una historia, es casi siempre el inicio de otra. Como la historia Julia una mujer que se niega a recibir tratamiento médico cuando se entera de su enfermedad, y empieza a pasar revista de su pasado, en Madre que estás en los cielos. Y ahora en La razón de los amantes, su segunda novela, explora las consecuencias de las relaciones prohibidas. Podría parecer otra historia de amantes pero se convierte en una novela-ensayo sobre de la pareja de esposo Manuel y Laura seducidos por el mismo hombre: Diego Lira.


Parte de tu novela trata sobre las tensiones en las relaciones homosexuales, pero sus personajes no sufren de los típicos problemas que la sociedad atañe a esa clase de relaciones
Si bien los hechos que ocurren son inesperados, estos definitivamente le podrían pasar a cualquiera persona sin importar su sexualidad. Mientras la escribía, hubo una determinación mía en la novela, Manuel era una persona que no debía pasar por los típicos problemas de la salida del closet, cuando la sexualidad está como imbricada con la identidad, las personas creen que su personalidad está definida por su sexualidad. Y eso ocurre, sobretodo, en los homosexuales, porque es una identidad que tu alcanzas luego de un proceso de desafección con tus valores, con tu entorno, con tu propia filosofía de vida. Entonces siempre pasas a una etapa, de salida de closet, que es difícil, surge una especie de conflicto con tu propia identidad, pero en Manuel no le vemos eso.


Ahí como que se rompe con el molde típico del personaje homosexual en la literatura, siempre visto como una persona que no puede ser normal, sino que tiene un contexto negativo, oscuro.
Eso también se ve en las relaciones sexuales de la novela, durante la novela pude haberme dedicado a hablar sobre las diferencias entre una sexualidad heterosexual u homosexual, pero ahí Manuel no lo siente particularmente diferente, sino que es una sensación que le puede pasar a cualquiera. En mi novela yo estaba hablando de una historia que tiene que ver con las fantasías de estos personajes, las causas del amor, las razones de la seducción, que son para mí problemas universales.


Por qué hacer una historia así, después de escribir Madre que estás en los cielos
La unión que existen entre esas dos historias son lo bien intencionados que son los personajes y lo levemente equivocados que están en su visión de vida. Son personas buenas, juiciosas, no son alocados, pero ese desenfoque de la realidad los lleva a situaciones de vida que finalmente van a redundar en ocasiones de infelicidad, ese desenfoque les causa problemas en las relaciones sentimentales con sus hijos, con sus padres, con sus madres incluso. Ahora, por el título pareciera que yo estuviera endiosando su imagen, en realidad es un título irónico que habla de una mujer que toda su vida trata de ir al cielo, siguiendo los consejos de la iglesia en todos su ámbitos, familiar, amical, etc. ella asumió el papel que se le esperaba a una mujer a mediados del siglo XX. Y esta forma de ver a la mujer le causo muchos sufrimientos. Hace que la mujer intente ser lo que se espera de ella. Intentar ser lo que ella debería ser, pero no lo que es o lo que quiere ser.


Y la razón de los amantes, también parece el título de una historia de amor, con personajes típicos, como el intrigante, la mujer que padece, y así.
Si también es un título irónico, Laura y Diego representan un grado de perversión de las relaciones, pues utilizan a Manuel como un vehículo de su deseo, tu puedes incluir a una persona en tu fantasía pero la fantasía debe ser compartida. Es decir en la novela para satisfacer su inmenso ego, tu vas y te comes a otro, Laura y Diego son como carnívoros de Manuel. En cambio Manuel es un carnívoro que come lo necesario.


En el Perú se te podría comparar con Jaime Bayly pero digamos que mientras que los protagonistas de Jaime Bayly siempre llevan la letra J, tú más bien tiendes a desaparecer en el relato
A mi me gustan las novelas de Jaime, tiene un trabajo literario, desde el encanto de las frases a la robustez de sus personajes. Aunque creo que mis novelas también son personales, porque se narran en lugares y espacios personales. Pero si bien son lugares que yo conozco, uno nunca sabe lo que sucederá cuando se embarca en la novela. Hay una serie de transformaciones, la primera ocurre al imaginar a los personajes, la segunda durante la trama donde los colocas en situaciones complejas y, finalmente, la transformación moral, lo que piensan ellos mismos de sus acciones. Por ejemplo Diego, él no está dispuesto a vivir en la fantasía de otros, sino únicamente de la suya.


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