sábado, 26 de julio de 2008

El bolero del escape

El tres veces mordido periodista reportea la vida de un perro callejero llamado Perro. El mismo periodista se sube a una lancha y persigue a un pez de la selva colombiana llamado Parrita desde río hasta el plato ya convertido en un cadáver exquisito. En otra ocasión el periodista visita la tristeza de un crematorio, al que bautiza como El Horno, y da cuenta de la falta de alma de éstas fabricas de ceniza. Fernando Quiroz, ahora finalista del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casamérica 2008, ha dedicado buena parte de su tiempo a reescribir las historias que todos creíamos conocer. Las contaba con el ritmo a veces pausado, a veces cadencioso, a veces arrabalero, que tienen los boleros cuando cuentan la verdad. Porque lo suyo es una alergia a lo artificial, a las palabras con título académico, a la metáforas de algunos escogidos. Su afición por lo auténtico lo ha llevado admitir que prefiere la Bombonera de Boca a Disneylandia y que el mejor ron no viene de Colombia, pero eso está bien porque todavía quedan secretos en Cartagena de las Indias. Esta mañana enfrenta la entrevista con el tercer cigarro del que llama su lamentable vicio.


Justos por Pecadores empezó en realidad con una serie de artículos para la revista Soho, digamos que ahí está la parte periodística de esta historia
Si el inicio de la novela está ahí, pero también en las vivencias mías de cuando tuve 16 y pertenecí al Opus Dei. La serie se inspiraba en los diez mandamientos, fui al rodaje de una película pornográfica, para abordar el mandamiento de no fornicarás, con esto del camarógrafo que esta viendo todo pero no puede tocar. Fui a un sitio de peregrinación de Bogotá, para el de santificar las fiestas, pero pensando en el primero, amar a dios sobre todas las cosas, me digo, yo tengo una experiencia muy cercana sobre esto, y se me ocurre el titular que es: Amar a Escrivá Balaguer sobre todos los dioses. Me dije, voy a contar esa historia que viví, y de la que nunca he hablado, de la que mi familia incluso no sabía nada, porque a uno lo llevan a guardar un secreto brutal. El Opus Dei es una organización dura y trabaja con el secreto como uno de sus frentes principales. Luego porque ya habían pasado muchos años, ya soy un niño grande y voy a contar todo lo que me paso, todo lo que cuento en esa crónica es real apoyado en casos reales.

Como volcaste esa experiencia en tu novela
Era muy claro que la novela tenía que estar centrada en ese personaje que tiene algo de mí y de muchas personas amigas, que es Vicente que después de once años puede reencontrarse con su familia y conocer el amor. Era obvio que tenía que estar el Opus Dei, y también sus redentores, el amigo que ya había escapado y que lo ayuda a salir, el padre, un ser liberal pero sumamente respetuoso, que lo acoge y que le ayuda a dar ese paso para volver a la vida, y finalmente una mujer de la que se enamora y alcanza esta la gran redención.

La música es también parte de esa redención, cuéntanos un poco de los autores que aparecen en libro
El cubano Lecouna que es uno de mis compositores favoritos, lo oigo de vez de cuando. En total aparecen tres, aunque Lecouna tiene un gran peso, también está Agustín Lara que me fascina. Me gustan los boleros cantados de Agustin Lara, la gente dice que lara no tiene voz, que cantaba como si estuviera dentro de un tarro, pero a mi gusta ese sentimiento esa ronquera con la que canta que me hace imaginar la tantas veces que debió interpretarlos en lugares sórdidos. Y luego hay un colombiano, Luis A. Calvo, que es un gran compositor, que ya las nuevas generaciones no escuchan.

Además está la ciudad a la que se va Vicente, el protagonista de la historia
Cartagena es una ciudad que adoro, voy con frecuencia, es una ciudad llena de encantos y de historias, tiene algo que me fascina, es el paraíso de Vicente, lleno de lugares maravillosos, no solo para el turista, que están muy bien puestos, también tiene unas esquinas casi escondidas y unos bares clandestinos y luego los nombres deliciosos que tienen sus calles: no por nada hice que Vicente viva en la calle tumbamuertos.

0 comentarios: