domingo, 20 de julio de 2008

Viejas novedades

Una revista Life tiene en portada a la joven sensación Ray Charles, la National Geographic anuncia el descubrimiento de un nueva cultura: la Chavín, al costado descansa una impecable primera edición de La casa verde. Tiene, en la primera página, un autógrafo en crayola de un niño aficionado al garabato . Hay historias que ya no están en ninguna vitrina. Pero en la otra Feria, la de libros viejos, vuelven a ser una novedad. En la Plaza San Agustín del centro de Lima una señora pregunta: "por qué no se quedan hasta el Lunes". El vendedor se alza de hombros y dice: "ya quisiera yo". Regresar al pasado requiere de permiso municipal.

Mientras algunas librerías padecen del aburrimiento de la sala de espera, aquí existe esa clase de desorden que reina en los mercados y que los hace un territorio fértil para la curiosidad. Giacomo Casanova dijo que el amor era tres cuartos curiosidad, y entonces ves asomando debajo de un diccionario de Latín al Francés, cubierto en vinifan, con cicatrices en el lomo y una fragancia húmeda, aquel libro del que habías oído hablar, devuelto a la vida por manos dispuestas a negociar una rebaja. Era inevitable. Amoz Oz escribió "Si no eres más que un turista, quizá tengas ocasión de detenerte en una calle, observar una vieja casa del barrio antiguo de la ciudad y ver a una mujer asomada a la ventana. Luego te darás la vuelta y seguirás tu camino. Pero como lector no sólo observas a la mujer que mira por la ventana, sino que estás con ella, dentro de su habitación, e incluso dentro de su cabeza". Viajar en el tiempo, a veces, tiene un precio módico.

¿Para tí qué libro antiguo debería tener una nueva edición?

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