sábado, 19 de julio de 2008

Narda Lepes no escribió otro libro de cocina


Narda Lepes coge la taza que tiene al frente, devuelve el agua hirviente a la tetera y echa un sobre de azúcar en la taza vacía. Después el agua, después la menta y el leve movimiento de la cucharita. Así se asegura que la glucosa se disuelva completamente y la bebida consiga una dulzura uniforme. Esa es la mejor forma de tomarlo. No es la calidad del mate, ni la belleza de la cerámica, sino el simple orden de los elementos. El libro de Narda, ‘Comer y pasarla bien’ está repleto de esas costumbres que la gente que vive apurada en las ciudades, ha olvidado.

¿Según tu libro qué significa comer mejor?
Quiero decir que comer más sano o mejor no tiene que ver con comer más caro o comer solo tres lechugas y un pescado al vapor. Y aburrirte, porque cuando uno se pone muy extremista, te cuesta, como que se exige mucho y tratas de comer sano sano, sano, y cuando se suelta la cadena se come cosas que normalmente no comerían. Yo una vez intenté hacer régimen y me comí una torta de chocolate. Lo que la gente debe entender es que comer sano no es comer caro, sino respetar las estaciones y comer los vegetales de cada estación.

Es como llevar el ritmo más de la naturaleza
Estamos perdiendo eso. Hablo de la gente, de la masa, no de las personas que van al mercado o las ferias. La gente normal está acostumbrada a comprar lo que nos ponen en los supermecados, pero vivimos tan apurados, que ni prestamos atención a que siempre ponen lo mismo sin respetar las estaciones.

Pero en el Perú pasa que de los 35 tipos de microclima que hay tenemos veintiocho, entonces siempre hay de todo.
Claro, el Perú está más cerca del Ecuador, pero siempre habrá una clase de pescado, que solo hay en una estación o una fruta o un vegetal. Todo tiene un ciclo de vida, el huertero o campesino no siembra el mismo cultivo todo el tiempo en un pedazo de tierra. Ya sea por la tierra misma o por el clima, hay un ciclo. Pasa que ese conocimiento se ha perdido, ¿Cuál es la época para los vegetales amarillos? ¿Cuál es la época de la calabaza? En otoño, pero eso ya la gente ya no lo sabe.

Entonces en tu libro intentas dar esos conocimientos nuevamente
Que le prestes atención a lo que comes. No importa lo que pagues por ellos, se trata de que des vuelta a los paquetes y que leas de qué están hechos, debes saber de qué están compuestos esas cosas. Si confías en que las marcas son buenas y que te van a cuidar, no puedes, estás comiendo eso todos los días. Hay pocas cosas que te puedan influenciar tu salud todos los días de tu vida. Te metes algo todos los días y no sabes de qué están hechos.

La hija única de un dueño de discoteca y de una experta en macrobiótica, miraba mucha tele pero no espero salir en ella. Escuchaba demasiada música pero nunca esperó que eso le crearía un estilo atractivo para sus programas de cocina. Tampoco espero cocinar y fue discípula Joel Robuchon, uno de los mejores chef franceses. Esta tarde cuenta la razón de la chalina y la voz ronca. Eso de andar quedándose sin páginas libres en el pasaporte, ahora que es la chef más conocida de Argentina, sea por sus comentarios: “cuando tenía 12 años era la única chica que comía tempura”; sus viajes para el gourmet.com a Brasil, Marruecos o Inglaterra, o por su sabiduría musical: mientras cocina puede comentar el último disco de Cat Power, The Greatest. (Aquí puedes ver la lista de grupos que escuchaba mientras escribía el libro).

Cuando a Narda le preguntan sobre los mejores platos que uno debería probar, ella responde sería mejor decir las cosas que todos deberíamos saber cocinar. Y sí cualquiera puede realizar covers de sus recetas. Como el buen rock, no son ni muy experimentales pero tampoco simplonas: saltado chino de cordero, cheesecake de chocolate, pollo con cebollas, martini y panceta. “Escribí un libro porque tengo algo que contar" escribe Narda en el prólogo y mientras habla uno entiende porque pudo ganarse a la audiencia sin caer en los tópicos de programa de cocina. Su voz no tiene el tono agresivo de un predicador, ni el discurso repetitivo del conductor de televisión que se ha aprendido el guión, es aquel tono creyente, militante, de alguien que no sonríe porque lo que cuenta no tiene nada de gracioso, comer es un asunto que debería ser más serio. Tan serio que este libro de cocina en apariencia tan simple estuvo dos años en su cabeza, tiene más de 200 páginas. Sus fotografías duraron casi cinco meses y hubo hasta tres fotógrafos. Y ella cocinó todos los platos antes de escribir las recetas. Porque cuando uno cocina las cosas también cambian. Es tiempo de que todos empecemos a perderle miedo a las ollas.


Lo que todos deberíamos saber cocinar.

0 comentarios: