
miércoles, 6 de agosto de 2008
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La aventura de la página en blanco |

domingo, 3 de agosto de 2008
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Raúl Tola cuenta |
Son relatos de nocturnidad. Los personajes del libro padecen del desasoiego de vivir en una ciudad amenazada por una enemigo que permanece oculto entre las sombras de apgaones. Son historias escritas por un narrador que se mantuvo alerta durante las largas horas del toque de queda.
《Toque de queda nació a partir de otro libro que falló. Yo escribí una novela durante seis o siete años en un intenso proceso de escritura e investigación. Era una novela larga y muy ambiciosa de casi 400 páginas, pero cuando empecé a corregirla me di cuenta de que era fallida. Fue doloroso descubrirlo, pero también fue constructivo porque pude saber que cosas funcionaban y que no en mis textos. Fue algo provechoso, creo que fue más lo que aprendí en vez de ser algo perjudicial para mí. Pues ahora sabía que cosas no volver a hacer para que mis textos funcionasen. Ese libro se titulaba el Pelotón de la infancia y fue durante las pausas de ese proceso de escritura que se iniciara en el 2000, cuando para oxigenarme me dedicaba a escribir cuentos. Esos cuentos me permitían pasar los baches por el exceso del libro. Mientras los revisaba descubrí que los relatos funcionaban como un todo a pesar de que tuve que quitar algunos, eran publicables. En cambio esa novela esta dentro de un sobre en un anaquel de mi casa. En mis textos trato de evitar las caracterizaciones o los personajes arquetípicos. Porque la literatura es libertad y plantear un personaje arquetípico, es una forma de censura. Pero mis personajes en su gran mayoría son solitarios, introvertidos. Sin embargo en los 16 relatos se crean mundos paralelos, diferentes, con personajes distintos. Del libro prefiero el cuento La Garza Blanca, que es el más largo y el último en escribir, y narra la historia de un hombre cuyo último anhelo es cazar una garza blanca. Es un cuento influenciado por Hemingway, sobre todo por que hay técnicas que yo recogí de El viejo y el mar. La Garza, aunque no lo parezca es un relato casi autobiográfico, pues parte de una experiencia de la niñez. Cuando yo tenía ocho años pase muchas temporadas de mi infancia en Cieneguilla y muchas veces salíamos de cacería con mis primos donde más que cazar eran paseos graciosos. Esa clase de recuerdo le sucede al anciano en el cuento, y es lo que lo mueve a regresar a cazar a la garza.
Yo había escrito hasta este momento novelas, cuando se supone que recién las empieza al tener mayor pericia, más experiencia, pero creo que los relatos son más dificil. Mucho más dificil es la poesía. Porque como en los relatos las palabras no pueden sobrar. Por eso me gusta la literatura americana, como un lector anglosajon me gusta que los libros haya una primacía por la historia. Aunque estoy generalizando, en Europa hay una preocupación más por el estilo por la forma. Pero a mi lo que me interea es la historia, no se si es por la presencia de hollywood, pero prefiera una historia bien contada que se sostenga a sí mismo, leo mucho a los herederos de Hemingway Roth como Carver, he decubierto a Junot Díaz ... que ha escrito The Brief Wondrous Life of Oscar Wao.
La historia de los cuentos de este libro no tratan de explicar la subversión. He escrito relatos ambientados en esa época, muchos de ellos tienene explosiones, etc., pero tampoco puedo escribir de otras cosas. Yo viví eso. Viví en una ciudad con ventanas cubiertas de cinta maskign type, en una ciudad que de una noche era una incognita, que desde la media noche a las 5 de la mañana era un misterio. Quería representar el ambiente de esa época, por eso el título del libro》.
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Instrucciones para comer carne |
¿Mataría a La Negra? ¿Convertiría en filetes a su vaca de cuatro años? ¿O se quedaría con ella hasta que la muerte natural los separase? "He comprado una vaca para hacer negocio con ella" sentencia el autor en el inicio del libro La vida de una vaca. La Negra (sí, la de la portada del libro) pende del final de su historia. Le tomó cuatro años a Juan Pablo Meneses, dejar de investigar la historia infinita de la carne y su relación con la Argentina. El libro le estaba comiendo la vida. Alguien que tenía que ser sacrificado.
¿Qué tan dificil fue confeccionar este libro tan profuso en historias, crónicas, biografías, datos estadísticos?
Fue bastante complejo, al principio me dije que me tomaría un año, pero lo que pasa es que Argentina la carne es un tema infinito. Un día decía, aquí se acaba. Me iba a la cama, encendía la televisión y había un canal donde pasaban vacas todo el día. Entonces decía, uy, falta el canal de la vaca. Pasaba otro día y empezaba el festival del carnero en un pueblo donde mataban a 50 corderos y se los comían en la plaza. Entonces, uy, también quería estar ahí. Era de nunca acabar, y en realidad el libro pudo haber seguido. Pudo pasar que se publicara y yo siguiera encontrando cosas nuevas. Fue un punto donde me dije, tengo que pararlo si o sí, me he comprado una vaca para comerla, pero ella me está comiendo a mí.
Es un libro episódico pero tampoco hay como ese aspecto formal que suele tener los libros de no ficción
Si la vaca se llamara en vez de La negra, La Blanca, y yo me llamara Juan Pablo Martinez, podría ser una novela. Pero continua siendo una historia, solo que todo fue verdad, incluso lo más verdad. Tengo un archivo grande de cuatro cajas que las tuve al costado del escritorio. Una se llamaba la vaca, otra se llamaba la carne y otra el libro, y así. Hace poco pudo ordenarlas y colocarlas en un almacén en Buenos Aires. Por si acaso. Pero si se escribiera una historia corregida y aumentada tendría que ser otro, porque yo con el tema de la vaca, no. Yo empecé el libro comprándome una vaca para comérmela, esa era la premisa. Pero mientras la gente lea el libro se va a dar cuenta que la idea va cambiando. Hasta llegar un final que es definitivo, que cierra el círculo bastante bien.
¿Qué tanto afectó el feedback del blog del Clarín a tu libro?
Me servió más que nada para reafirmar que iba por buen camino, por ejemplo yo ponía la fotografía de un asado y habían argentinos que me escribían desde el extrajero llorando. Cuando empezaban a verla me decían que desde hace diez años comían carne hervida horrible comparada con asado argentino. Y también habían los vegetarianos que me decían que no iban a quedarse tranquilos hasta verme colgando del frigorífico. Incluso extranjeros que decían que habían carnes muchísimo mejor. Entonces me confirmo de que se trataba de un tema polémico. Además los usuarios consiguen participar del proceso del libro, porque te piden que los termines de una forma o de otra, la historia se hace más comunal. Hay algunos autores más viejos que se sienten los grandes escritores a los que nadie les puede sugerir nada, para mi un autor debe interpretar lo que le gente les dice o piensa.
Las personas se enojaban en los foros de tu blog, porque matarías, digamos, a la mascota de todo ese grupo que te seguía
La vaca no era mi mascota. La compre para hacer un negocio con ella. Le puse un nombre, La negra, como otras personas le ponen un número. Se enojaban, en realidad, porque todos queríamos seguir comiendo carne pero a nadie le gusta matar animales. No era lo mismo escribir de La negra que escribir sobre todas las vacas en general. Eso creo que fue lo que más les molestó a las personas. Además las vacas son tan buenas. No comen carne y mueren tan mal. Da pena. Cuando empecé a pensar así, me fui a comer y me pedí un bife de chorizo y se me pasó. Me había convertido en un carnívoro conciente.
viernes, 1 de agosto de 2008
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Reconstruir una revelación |
Hace unos años Graciela Mochkofsky era una periodista que solía cubrir policiales y casos políticos en el diario La Nación de Argentina. Tenía escritos dos libros de investigación periodistica sobre sonados casos políticos y en esas andaba cuando en agosto del 2003 se topo con una carta en internet. Su contenido detonó su intuición y se vio obligada a marcar el número de Nueva York, que su autor había dejado al final. Tenía que probar que esa historia no podía ser cierta. Pero lo era y se pasaría los próximos tres años reconstruyendo la historia de unos judíos convertidos de Perú, casi sesenta años después que, el cajamarquino fabricante de escobas, Segundo Villanueva abriera la biblia y empezara a dudar. Leer su historia es acompañarlo en su búsqueda espiritual.
¿En qué circunstancias llegó esta historia a ti?
Fue a partir de un carta que tenía como objetivo pedir fondos a las comunidades judías en Estados Unidos, para ayudar a estos conversos peruanos que eran muy pobres y que necesitaban ayuda. El autor de la carta era una rabino del estado de Nueva York, que dejaba su número para coordinar las donaciones. A mí la historia me pareció increíble, única, fabulosa. Para comprobar llamé por telefono que habían colocado y hablé con la viuda del rabino, que era una peruana del grupo de los convertidos que vivía en Nueva York. Ella me confirmo la historia y me dio sus datos y los de la comunidad. Así llegué a la historia, sentía que la búsqueda de Segundo Villanueva tenía puntos de contacto conmigo. Yo soy hija de una paraguaya judía, casada con un judío de Córdova, la zona judía de Argentina, por lo que mi educación religiosa fue algo diferente, si la comparamos con la educación religiosa en latinoamerica. Mis padres decidieron que mi hermano y yo, eligiéramos a que religión pertenecer. Yo tenía nueve años y él acaba de nacer, pero en teoría decidimos ser católicos, por lo que recibimos una educación católica. Mientras eso ocurría hubieron una serie de conflictos y hechos durante la adolescencia, que me hizo sentir indentificada con Villanueva, con su historia, por supuesto que son dos contextos completamente diferentes.
¿De qué forma te cambio esta historia?
En principio, como periodista quería conocer todo lo posible para poder entender el mundo de mi personaje, así que investigarlo me dio una visión más amplia sobre la religión, yo como muchas otras personas no había hecho una investigación exhaustiva sobre el tema, así que tuve que aprender mucho sobre religiones para poder reconstruir, el aprendizaje para pasar del catolicismo al judaísmo. En el proceso de Villanueva para cambiar de una visión religiosa a otra, se pasan revista a muchas de las facciones de la religión crisitiana y judía. Para representar ese proceso mental en el libro, el sistema calendario cambia y empiezan a vivir en el calendario judío. También aprendí a hablar algo de hebreo, que era algo necesario para escribir esta historia
¿Cuáles fueron las partes más difícil de retratar en tu libro?
No sentí una parte difícil. Creo que toda su historia fue sacrificada, siempre enfocada en esa búsqueda, es la historia de un hombre que después de leer un libro se da cuenta que puede llegar a la verdad mediante la fe, y ese libro tiene la verdad sobre el cuco, sobre sus vidas, sobre los hombres, sobre lo que él tiene que hacer con su vida. Esto modifica todo su contexto o lo que parece decirle su realidad, y se convierte en alguien completamente diferente. Entonces tratar de reconstruir esa historia, tratar de ordenar los elementos , requirió de mucho tiempo de reflexión de escuchar las entrevistas, porque hay cosas que no pude reconstruir, porque nadie más fue testigo de lo que le pasaba, por eso el libro tiene esos momentos en que a uno le gustaría saber que pasó. Pero así es en el periodismo, además esta es una historia que empezó en el 44 yo no pude vivirla contemporáneamente.
¿Qué elementos quedaron fuera del libro?
Para el libro viaje bastante, estuve dos meses en Israel investigando para el libro. Luego estuve un par de meses en Cajamarca. Me pasé mucho tiempo investigando libros sobre religión, leyendo sobre el tema del judaísmo y la historia de las otras religiones que había revisado Villanueva. Además hice cientos de entrevistas por mail y teléfono. Tenía varios de cassetes que desgrabe, varias libretas llenas de apuntes donde expresaba mis opinones o lo que percibía. En un inicio pensé hacer un libro periodisiticamente más clásico, contar en primera persona como iba a atando los hechos, realizando las entrevistas ese fue mi primer impulso, pero toda esa experiencia del periodista que investiga y se pregunta, quedó fuera del libro, porque no agregaba nada a la historia.
miércoles, 30 de julio de 2008
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Un jardín contra la ciudad |
Había una vez dos hermanos jugando en un jardín. El mayor, Augusto, aunque no podía salir a la calle solo, siempre se dejaba llevar por su imaginación. Augusto y su hermano de cinco años pasaron sus días divirtiéndose en un lugar al que nadie más iba. A veces su jardín se convertía en una selva amazónica con jaguares aguardando en la oscuridad. Otras veces era un bosque inexplorado. Los hermanos podían correr sin preocuparse por el tráfico, podían detenerse y respirar el aire limpio, podían ser libres. Muchos años después frente a un reportero Joaquín Leguía recordaría esos días como el momento en que ese jardín que lleva adentro empezó a germinar.
Había llegado la hora de que su jardín sembrara retoños en otros.
Su libro el Jardín y yo, narra la historia de como se plantó la semilla, aquella inspiración que lo llevaría a creer que cualquier pedazo de tierra podría ser un jardín como el primero, una tierra para todos los niños. En una sociedad acostumbrada a un progreso de color cemento, cumplir este sueño requería no solo de la perseverancia de un hombre. Así nació ANIA (Asociación para la Niñez y el Ambiente), cuyo propósito es el reconocimiento de un nuevo índice: la población ecológicamente activa. Para Joaquín que los niños y ancianos sean una carga a la sociedad, es algo tonto. Este 40% de la poblaciòn tienen una mezcla de experiencia y energía, que podría ser lo necesario para mejorar el ambiente para todos.
Hubo una época en la que él también se sintió una carga. Desaprobó la mitad de los cursos en el primer ciclo de administración en la universidad, por andar escribiendo un libro de recortes sobre como el hombre había puesto en cuenta regresiva a la naturaleza. Era una señal, debía seguir el sendero de su jardín interno. Así llegó a investigar una extraña tesis sobre niños y desarrollo, para terminar de graduarse en la universidad de Yale. Pero aún así nadie le daba el trabajo que quería. Tenía 29 años cuando fundó para él y para todos ANIA. Su idea puede resumirse así: si cada niño pudiera cuidar un pequeño terreno, un patio, una laguna incluso, dejarían de ser tratados por el estado como una carga, serían promotores del desarrollo ecológico del país. No se trata de ser un subversivo verde, “sino un equilibrista, porque la ecología no deberíamos separarla como una materia diferente, sino integrarla a un todo. Ser un equilibrista es estar en el medio, en un punto donde todos salgamos beneficiados”. En el futuro existen otros cuentos, nuevos proyectos, pero hay uno en especial que lo emociona: un jardín arriba, en el techo de su edificio. ¿Y lo vecinos? “No ellos ni cuentan se van a dar”. Todos salen ganando.
domingo, 27 de julio de 2008
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Subvertir la cotidianeidad |
“Déjenlo todo, nuevamente”, escribía Roberto Bolaño a los 26 años en el primer manifiesto infrarrealista, aquel grupo que inspiraría al realismo visceral de Los Detectives Salvajes. Parecería una locura pero en manos de Bolaño se convirtió en su modus operandi. Dejarlo todo. Empezar de cero. Lo que para algunos resulta un retroceso, para el escritor chileno Pablo Simonetti fue un renacimiento. Tenía 35 años, una edad en que los hombres voltean a mirarse. Este profesional de la tecnología que llevó a Chile la versión 3.0 de Microsoft Windows, decidió hacer un mejor uso de su computadora y abrió el editor de texto. Y en esa inacabable página en blanco, empezó a escribir. El resultado es un escritor que ve a sus novelas como el siguiente proyecto de su empresa literaria. No es de extrañar, entonces, que sus personajes luchen contra lo que se esperan de ellos. Porque el final de una historia, es casi siempre el inicio de otra. Como la historia Julia una mujer que se niega a recibir tratamiento médico cuando se entera de su enfermedad, y empieza a pasar revista de su pasado, en Madre que estás en los cielos. Y ahora en La razón de los amantes, su segunda novela, explora las consecuencias de las relaciones prohibidas. Podría parecer otra historia de amantes pero se convierte en una novela-ensayo sobre de la pareja de esposo Manuel y Laura seducidos por el mismo hombre: Diego Lira.
Parte de tu novela trata sobre las tensiones en las relaciones homosexuales, pero sus personajes no sufren de los típicos problemas que la sociedad atañe a esa clase de relaciones
Si bien los hechos que ocurren son inesperados, estos definitivamente le podrían pasar a cualquiera persona sin importar su sexualidad. Mientras la escribía, hubo una determinación mía en la novela, Manuel era una persona que no debía pasar por los típicos problemas de la salida del closet, cuando la sexualidad está como imbricada con la identidad, las personas creen que su personalidad está definida por su sexualidad. Y eso ocurre, sobretodo, en los homosexuales, porque es una identidad que tu alcanzas luego de un proceso de desafección con tus valores, con tu entorno, con tu propia filosofía de vida. Entonces siempre pasas a una etapa, de salida de closet, que es difícil, surge una especie de conflicto con tu propia identidad, pero en Manuel no le vemos eso.
Ahí como que se rompe con el molde típico del personaje homosexual en la literatura, siempre visto como una persona que no puede ser normal, sino que tiene un contexto negativo, oscuro.
Eso también se ve en las relaciones sexuales de la novela, durante la novela pude haberme dedicado a hablar sobre las diferencias entre una sexualidad heterosexual u homosexual, pero ahí Manuel no lo siente particularmente diferente, sino que es una sensación que le puede pasar a cualquiera. En mi novela yo estaba hablando de una historia que tiene que ver con las fantasías de estos personajes, las causas del amor, las razones de la seducción, que son para mí problemas universales.
Por qué hacer una historia así, después de escribir Madre que estás en los cielos
La unión que existen entre esas dos historias son lo bien intencionados que son los personajes y lo levemente equivocados que están en su visión de vida. Son personas buenas, juiciosas, no son alocados, pero ese desenfoque de la realidad los lleva a situaciones de vida que finalmente van a redundar en ocasiones de infelicidad, ese desenfoque les causa problemas en las relaciones sentimentales con sus hijos, con sus padres, con sus madres incluso. Ahora, por el título pareciera que yo estuviera endiosando su imagen, en realidad es un título irónico que habla de una mujer que toda su vida trata de ir al cielo, siguiendo los consejos de la iglesia en todos su ámbitos, familiar, amical, etc. ella asumió el papel que se le esperaba a una mujer a mediados del siglo XX. Y esta forma de ver a la mujer le causo muchos sufrimientos. Hace que la mujer intente ser lo que se espera de ella. Intentar ser lo que ella debería ser, pero no lo que es o lo que quiere ser.
Y la razón de los amantes, también parece el título de una historia de amor, con personajes típicos, como el intrigante, la mujer que padece, y así.
Si también es un título irónico, Laura y Diego representan un grado de perversión de las relaciones, pues utilizan a Manuel como un vehículo de su deseo, tu puedes incluir a una persona en tu fantasía pero la fantasía debe ser compartida. Es decir en la novela para satisfacer su inmenso ego, tu vas y te comes a otro, Laura y Diego son como carnívoros de Manuel. En cambio Manuel es un carnívoro que come lo necesario.
En el Perú se te podría comparar con Jaime Bayly pero digamos que mientras que los protagonistas de Jaime Bayly siempre llevan la letra J, tú más bien tiendes a desaparecer en el relato
A mi me gustan las novelas de Jaime, tiene un trabajo literario, desde el encanto de las frases a la robustez de sus personajes. Aunque creo que mis novelas también son personales, porque se narran en lugares y espacios personales. Pero si bien son lugares que yo conozco, uno nunca sabe lo que sucederá cuando se embarca en la novela. Hay una serie de transformaciones, la primera ocurre al imaginar a los personajes, la segunda durante la trama donde los colocas en situaciones complejas y, finalmente, la transformación moral, lo que piensan ellos mismos de sus acciones. Por ejemplo Diego, él no está dispuesto a vivir en la fantasía de otros, sino únicamente de la suya.
sábado, 26 de julio de 2008
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El bolero del escape |
El tres veces mordido periodista reportea la vida de un perro callejero llamado Perro. El mismo periodista se sube a una lancha y persigue a un pez de la selva colombiana llamado Parrita desde río hasta el plato ya convertido en un cadáver exquisito. En otra ocasión el periodista visita la tristeza de un crematorio, al que bautiza como El Horno, y da cuenta de la falta de alma de éstas fabricas de ceniza. Fernando Quiroz, ahora finalista del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casamérica 2008, ha dedicado buena parte de su tiempo a reescribir las historias que todos creíamos conocer. Las contaba con el ritmo a veces pausado, a veces cadencioso, a veces arrabalero, que tienen los boleros cuando cuentan la verdad. Porque lo suyo es una alergia a lo artificial, a las palabras con título académico, a la metáforas de algunos escogidos. Su afición por lo auténtico lo ha llevado admitir que prefiere la Bombonera de Boca a Disneylandia y que el mejor ron no viene de Colombia, pero eso está bien porque todavía quedan secretos en Cartagena de las Indias. Esta mañana enfrenta la entrevista con el tercer cigarro del que llama su lamentable vicio.
Justos por Pecadores empezó en realidad con una serie de artículos para la revista Soho, digamos que ahí está la parte periodística de esta historia
Si el inicio de la novela está ahí, pero también en las vivencias mías de cuando tuve 16 y pertenecí al Opus Dei. La serie se inspiraba en los diez mandamientos, fui al rodaje de una película pornográfica, para abordar el mandamiento de no fornicarás, con esto del camarógrafo que esta viendo todo pero no puede tocar. Fui a un sitio de peregrinación de Bogotá, para el de santificar las fiestas, pero pensando en el primero, amar a dios sobre todas las cosas, me digo, yo tengo una experiencia muy cercana sobre esto, y se me ocurre el titular que es: Amar a Escrivá Balaguer sobre todos los dioses. Me dije, voy a contar esa historia que viví, y de la que nunca he hablado, de la que mi familia incluso no sabía nada, porque a uno lo llevan a guardar un secreto brutal. El Opus Dei es una organización dura y trabaja con el secreto como uno de sus frentes principales. Luego porque ya habían pasado muchos años, ya soy un niño grande y voy a contar todo lo que me paso, todo lo que cuento en esa crónica es real apoyado en casos reales.
Como volcaste esa experiencia en tu novela
Era muy claro que la novela tenía que estar centrada en ese personaje que tiene algo de mí y de muchas personas amigas, que es Vicente que después de once años puede reencontrarse con su familia y conocer el amor. Era obvio que tenía que estar el Opus Dei, y también sus redentores, el amigo que ya había escapado y que lo ayuda a salir, el padre, un ser liberal pero sumamente respetuoso, que lo acoge y que le ayuda a dar ese paso para volver a la vida, y finalmente una mujer de la que se enamora y alcanza esta la gran redención.
La música es también parte de esa redención, cuéntanos un poco de los autores que aparecen en libro
El cubano Lecouna que es uno de mis compositores favoritos, lo oigo de vez de cuando. En total aparecen tres, aunque Lecouna tiene un gran peso, también está Agustín Lara que me fascina. Me gustan los boleros cantados de Agustin Lara, la gente dice que lara no tiene voz, que cantaba como si estuviera dentro de un tarro, pero a mi gusta ese sentimiento esa ronquera con la que canta que me hace imaginar la tantas veces que debió interpretarlos en lugares sórdidos. Y luego hay un colombiano, Luis A. Calvo, que es un gran compositor, que ya las nuevas generaciones no escuchan.
Además está la ciudad a la que se va Vicente, el protagonista de la historia
Cartagena es una ciudad que adoro, voy con frecuencia, es una ciudad llena de encantos y de historias, tiene algo que me fascina, es el paraíso de Vicente, lleno de lugares maravillosos, no solo para el turista, que están muy bien puestos, también tiene unas esquinas casi escondidas y unos bares clandestinos y luego los nombres deliciosos que tienen sus calles: no por nada hice que Vicente viva en la calle tumbamuertos.
martes, 22 de julio de 2008
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La familia no es un cuento |
Els Vandell aparece en la Plaza Isil con el flequillo batiente. Acababa de salir de una reunión sobre su futuro próximo y las pistas duplican las distancias. Ella está acostumbrada a un tráfico de quince minutos, pero ese ya es otro cuento. Junto con Chela de Ferrari, ha publicado un relato extraído de la obra de teatro La Familia Fernández. Se abre el telón de ese género tantas veces disminuido: la literatura infantil. Els Vandell dramaturga nacida en Holanda, explica los desafíos de cualquier autor frente a esos lectores acostumbrados a los dibujos animados.¿Cómo La Familia Fernández se convirtió en un libro para niños?
Cuando empezamos a hacer teatro para niños en la Plaza Isil decidimos que el niño no podía llevarse un programa de mano común y corriente, sería muy aburrido. Queríamos que se llevara una experiencia a su casa, hacer que tanto venir como salir del teatro fuera especial. Por eso nació la idea de escribir un cuento a partir de la obra. A veces era un cuento tal cual aparecía en el teatro, otras veces se hizo un álbum de la memoria que era una especie de libro de actividades, y en esta ocasión es el relato de la escena central de un cuento basado en la obra del argentino Hugo Midón, uno de los clásicos del teatro para niños en América Latina basado en la técnica clown. La obra está estructurada para que las escenas se reúnan alrededor de la vida familiar.
¿Cómo se inicia en el teatro para niños?
Yo estudié actuación en el Drama Center de Londres, pero mi primer trabajo fue precisamente en una compañía para niños. Ahí aprendí que se podía hacer de todo en el teatro para niños, no había límites de ninguna clase, como se podría suponer. Esa educación que recibí en esa compañía consiguió que se me abriera un mundo para mí. Uno podía tomar las impactantes obras clásicas como Romeo y Julieta de Shakespeare y mostrar esos sentimientos universales a los niños. Mientras estaba en Europa, con mi compañía montamos Esperando a Godot para niños, porque pienso que es importante contar esa clase de historias desde el niño. Por qué limitarlo a una sola clase de sentimientos. Por eso el principal problema en la Familia Fernández es una crisis económica en el hogar, es algo que ocurre en la realidad. Nosotros creemos que es importante contar el relato con el niño, porque ellos tienen una experiencia diferente, propia, una mirada tan particular que es importante que nosotros, como adultos, también aprendamos de ellos.
¿Qué otros trabajos realizaste aquí?
Cuando empezamos a hacer teatro infantil hicimos ‘Cuatro amigos y un cuento’ una obra que traje de Holanda, que son unos títeres a tamaño natural. Los titiriteros están completamente visibles lo que genera una dinámica distinta. Fue una obra para niños pequeños, para pre escolar a diferencia de La Familia Fernández.
¿Cuál es el siguiente paso para La Familia Fernández?
Si bien tenemos muchas oportunidades de probar algunos de nuestros cuentos con niños en actuaciones organizadas con el apoyo de la organización Save the Children y de Rímac, lo que queremos hacer ahora es salir de gira con la obra, porque aquí si bien la escenografía es importante, quienes sostienen la obra son los actores. Así que planeamos hacer una gira de teatro infantil por provincias. Nuestra primera prueba será en la Feria del Libro. Ahí en vez de hacer la típica presentación donde alguien lee y otra persona comenta, haremos por primera vez la presentación en vivo del cuento del libro.
domingo, 20 de julio de 2008
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Dale un vistazo a las actividades de la feria del libro |
Desde este link podrás descargarte la programación de los evento que el Grupo Planeta ha organizado para la FIL 2008.
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Viejas novedades |
Una revista Life tiene en portada a la joven sensación Ray Charles, la National Geographic anuncia el descubrimiento de un nueva cultura: la Chavín, al costado descansa una impecable primera edición de La casa verde. Tiene, en la primera página, un autógrafo en crayola de un niño aficionado al garabato . Hay historias que ya no están en ninguna vitrina. Pero en la otra Feria, la de libros viejos, vuelven a ser una novedad. En la Plaza San Agustín del centro de Lima una señora pregunta: "por qué no se quedan hasta el Lunes". El vendedor se alza de hombros y dice: "ya quisiera yo". Regresar al pasado requiere de permiso municipal.
Mientras algunas librerías padecen del aburrimiento de la sala de espera, aquí existe esa clase de desorden que reina en los mercados y que los hace un territorio fértil para la curiosidad. Giacomo Casanova dijo que el amor era tres cuartos curiosidad, y entonces ves asomando debajo de un diccionario de Latín al Francés, cubierto en vinifan, con cicatrices en el lomo y una fragancia húmeda, aquel libro del que habías oído hablar, devuelto a la vida por manos dispuestas a negociar una rebaja. Era inevitable. Amoz Oz escribió "Si no eres más que un turista, quizá tengas ocasión de detenerte en una calle, observar una vieja casa del barrio antiguo de la ciudad y ver a una mujer asomada a la ventana. Luego te darás la vuelta y seguirás tu camino. Pero como lector no sólo observas a la mujer que mira por la ventana, sino que estás con ella, dentro de su habitación, e incluso dentro de su cabeza". Viajar en el tiempo, a veces, tiene un precio módico.
¿Para tí qué libro antiguo debería tener una nueva edición?
sábado, 19 de julio de 2008
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Narda Lepes no escribió otro libro de cocina |
Narda Lepes coge la taza que tiene al frente, devuelve el agua hirviente a la tetera y echa un sobre de azúcar en la taza vacía. Después el agua, después la menta y el leve movimiento de la cucharita. Así se asegura que la glucosa se disuelva completamente y la bebida consiga una dulzura uniforme. Esa es la mejor forma de tomarlo. No es la calidad del mate, ni la belleza de la cerámica, sino el simple orden de los elementos. El libro de Narda, ‘Comer y pasarla bien’ está repleto de esas costumbres que la gente que vive apurada en las ciudades, ha olvidado.
¿Según tu libro qué significa comer mejor?
Quiero decir que comer más sano o mejor no tiene que ver con comer más caro o comer solo tres lechugas y un pescado al vapor. Y aburrirte, porque cuando uno se pone muy extremista, te cuesta, como que se exige mucho y tratas de comer sano sano, sano, y cuando se suelta la cadena se come cosas que normalmente no comerían. Yo una vez intenté hacer régimen y me comí una torta de chocolate. Lo que la gente debe entender es que comer sano no es comer caro, sino respetar las estaciones y comer los vegetales de cada estación.
Es como llevar el ritmo más de la naturaleza
Estamos perdiendo eso. Hablo de la gente, de la masa, no de las personas que van al mercado o las ferias. La gente normal está acostumbrada a comprar lo que nos ponen en los supermecados, pero vivimos tan apurados, que ni prestamos atención a que siempre ponen lo mismo sin respetar las estaciones.
Pero en el Perú pasa que de los 35 tipos de microclima que hay tenemos veintiocho, entonces siempre hay de todo.
Claro, el Perú está más cerca del Ecuador, pero siempre habrá una clase de pescado, que solo hay en una estación o una fruta o un vegetal. Todo tiene un ciclo de vida, el huertero o campesino no siembra el mismo cultivo todo el tiempo en un pedazo de tierra. Ya sea por la tierra misma o por el clima, hay un ciclo. Pasa que ese conocimiento se ha perdido, ¿Cuál es la época para los vegetales amarillos? ¿Cuál es la época de la calabaza? En otoño, pero eso ya la gente ya no lo sabe.
Entonces en tu libro intentas dar esos conocimientos nuevamente
Que le prestes atención a lo que comes. No importa lo que pagues por ellos, se trata de que des vuelta a los paquetes y que leas de qué están hechos, debes saber de qué están compuestos esas cosas. Si confías en que las marcas son buenas y que te van a cuidar, no puedes, estás comiendo eso todos los días. Hay pocas cosas que te puedan influenciar tu salud todos los días de tu vida. Te metes algo todos los días y no sabes de qué están hechos.
La hija única de un dueño de discoteca y de una experta en macrobiótica, miraba mucha tele pero no espero salir en ella. Escuchaba demasiada música pero nunca esperó que eso le crearía un estilo atractivo para sus programas de cocina. Tampoco espero cocinar y fue discípula Joel Robuchon, uno de los mejores chef franceses. Esta tarde cuenta la razón de la chalina y la voz ronca. Eso de andar quedándose sin páginas libres en el pasaporte, ahora que es la chef más conocida de Argentina, sea por sus comentarios: “cuando tenía 12 años era la única chica que comía tempura”; sus viajes para el gourmet.com a Brasil, Marruecos o Inglaterra, o por su sabiduría musical: mientras cocina puede comentar el último disco de Cat Power, The Greatest. (Aquí puedes ver la lista de grupos que escuchaba mientras escribía el libro).
Cuando a Narda le preguntan sobre los mejores platos que uno debería probar, ella responde sería mejor decir las cosas que todos deberíamos saber cocinar. Y sí cualquiera puede realizar covers de sus recetas. Como el buen rock, no son ni muy experimentales pero tampoco simplonas: saltado chino de cordero, cheesecake de chocolate, pollo con cebollas, martini y panceta. “Escribí un libro porque tengo algo que contar" escribe Narda en el prólogo y mientras habla uno entiende porque pudo ganarse a la audiencia sin caer en los tópicos de programa de cocina. Su voz no tiene el tono agresivo de un predicador, ni el discurso repetitivo del conductor de televisión que se ha aprendido el guión, es aquel tono creyente, militante, de alguien que no sonríe porque lo que cuenta no tiene nada de gracioso, comer es un asunto que debería ser más serio. Tan serio que este libro de cocina en apariencia tan simple estuvo dos años en su cabeza, tiene más de 200 páginas. Sus fotografías duraron casi cinco meses y hubo hasta tres fotógrafos. Y ella cocinó todos los platos antes de escribir las recetas. Porque cuando uno cocina las cosas también cambian. Es tiempo de que todos empecemos a perderle miedo a las ollas.
Lo que todos deberíamos saber cocinar.
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La feria está en planeta |
Unos pocos días antes del inicio de la Feria del Libro 2008 conversamos con Sergio Vilela, editor del Grupo Planeta Perú, para que nos de un adelanto de los escritores que nos visitarán este año y de los eventos que se realizarán con ellos desde el 24 de Julio hasta el 3 de Agosto.
Continua visitándonos para saber más de las novedades de la FIL 2008.